BODEGAS VICENTE GANDÍA – UNA NUEVA CULTURA VINICOLA
El origen
Hace 135 años (1885) cuando nació la vinería Vicente Gandía en la comarca de la Vall d’Albaida, la revolución industrial estaba extendiéndose por el continente europeo desde hacía décadas y de la cual el ferrocarril y la modernización de los puertos eran poderosas expresiones. En 1885 España tenía 9.000 kms. de líneas tendidas incluidas las de vía estrecha, de las cuales 980 km. estaban en la Comunitat Valènciana. La transformación de la sociedad tradicional a la moderna capitalista estaba en marcha. Pero la viticultura y la elaboración de su producto, el vino, eran todavía el primer sector socioeconómico. En el último tercio del siglo XIX el sector vinícola del País Valenciano estaba en franca expansión, debido a la demanda exterior, estas estructuras ponían en valor los vinos de las comarcas del interior que gracias al ferrocarril y los puertos podían ser exportados. En lo que el catedrático de geografía de la Universitat de València Juan Piqueras “la edad de oro del vino valenciano”. Una primera demanda que actuó como un efecto llamada sobre la producción vinícola de la región fue causada por las plagas en la viticultura francesa del mildiu y el oídium que mermaron sus cosechas obligándoles a suministrase vinos en diferentes regiones mediterráneas. La creación del ferrocarril valenciano empezando por Xativa-grau de València y más tarde la conexión con el de Almansa – Tarragona y Almansa, permitió la llegada de la producción interior a los puertos. Estas primeras plagas, siendo graves y dañina para la vinería francesa no fueron nada en comparación con lo que vendría unos años después ( 1863) que tendría un fuerte impacto sobre la vitivinicultura valenciana. 22 años antes de que Vicente Gandía iniciara su negocio vinícola, surgió una plaga destructiva que genero la pandemia vegetal más importante de la historia, junto con la great famine de la plaga sobre la patata en Irlanda. La filoxera.
En enero de 1863 en el pueblo provenzal de Vaucluse, en el departamento montañoso de Graz, unos podadores vieron que los sarmientos a cortar estaban necrosados, muertos, igual en otras cepas y en otros bancales, sus raíces estaban carcomidas destruidas por una especie de cuca, un parasito. La filoxera originaria de la costa E. de norteamerica es un parasito de saprofitico las vides americanas que vivía a costa de ellas pero no las mataba, actuó en Europa, como un gran depredador de la vid europea, vitis de otro tronco, de esta especie, que era desconocida para el parasito. En pocos años destruyo la práctica totalidad de los viñedos de la Provenza (490.000has) y el Languedoc-Roussillon (450.000 has) continuando después su apocalíptica cabalgadura por el resto de Europa amenazando con la desaparición de la vid y el vino, con una destrucción desconocida para los 8.000 años de viticultura. Francia tenía en 1863, 2.517.000 has de viña (que fueron destruidas en casi su totalidad) y España 1,597.000has. Esto produjo una fortísima demanda sobre las regiones que permanecían intactas, sin perdida de viñedos por ausencia de la plaga. Y la región vitícola levantina se convirtió en principal proveedor de rouges con grado, tenia 129.000 has de viña vinificable (1863). En 1885 alcanzaba las 200.000. Muchas bodegas nacieron al socaire de este contexto. Entre ellas Vicente Gandía que desde la comarca Albaida donde operaba como proveedor de una bodega francesa para comprar vino se traslado al grau de València (1900), el barrio vinícola de este puerto, de donde se exportaba el gran volumen vinícola.
Un valor transhistorico
Cuando Vicente Gandía se instalo en la calle Maderas en el grau de València , este era el eje exportador del Mediterráneo español junto con los puertos de Tarragona y Alicante. Estos tenían a su espalda un hinterland -en muchos caso de monocultivo vitícola- con tintos enológicamente estables, de buena graduación alcohólica, intenso color y alimenticio gusto. Los blancos eran recios, fuertes, aromáticos y singulares. La demanda continuaba fuerte pero había pasado ya el punto alcista por la recuperación de algunos viñedos filoxerados franceses, que había atacado ya otras zonas como Castilla-La Mancha pero no había llegado a la región vitícola Valenciana. Y aunque la filoxera aun tardaría en doblegarse, los trabajos del científico norteamericano Riley -que puso en la pista de la solución a Jules Planchon y Rafael Janini- se tardaría en ofrecer una solución universal y segura (la filoxera aun vive en nuestros viñedos).
Cuadro extraído del de Rafael Janini; Cuadro de la producción agrícola de Levante 1874-1906 comparativo con la producción vinícola de Francia. “Relacion de los trabajos hechos” publicado por el Servicio vitícola provincial. Excma. Diputación provincial de València 1908.
VINOS DE: | produccion | |||||
año | aceite | Utiel | Cheste | Carlo | Alicante | en Francia |
1874 | 11,95 | 16,75 | 22,05 | 25 | 26,5 | 63,1 |
1885 | 12 | 34,8 | 33,75 | 40 | 43,18 | 28,6 |
1900 | 15,5 | 14,45 | 14,6 | 15 | 14,5 | 67,3 |
El precio del aceite esta por arrobas en pesetas, El del vino en pesetas por Hl. La producción de vino en Francia por Hls. Enviar un sobre en la península por correo postal costaba en 1894, 1cm de peseta.
En este contexto se desarrollo alguna de las principales virtudes empresariales y sociales de la casa Vicente Gandía. Esta es una empresa familiar, que se haya en su cuarta generación, su linaje esta en el solar valenciano, Plà es muy común en las comarcas de la Costera y la Vall d’Albaida. Gandía es un clásico proveniente de un linaje griego exportado en la virtud jónica de apoika (“poner casa afuera”) en Creta su ciudad de Candia es importante y solar de una gran Malvasía y una isla situada en el Adriático frente a Venecia llamada Candia, fue clave en la expansión de la malvasía veneciana. En el grau de València se desarrollaría el ecran de esta bodega familiar. Este poblado marítimo extramuros de València (la Vila-nova del Grau) fue desde su creación (sXIII) por Jaume I un espacio de suministro portuario y logístico, allí en su original ancoratge Jaume I creo la importante industria de carne conservada de la Carnsalada como nos ha mostrado la historiadora Jaqueline Guiral-Hadziiossif en su magnifica obra “València puerto mediterráneo”. Este espacio logístico concitaba el eje estratégico de la exportación vinícola. Allí estaba la estación término de la línea Utiel-Grau de València que atravesando las comarcas de la plana de Requena–Utiel y la Foia de Bunyol acercaba su producción vinícola a las mismas puertas de su embarque internacional, además de la estación del grau, y el puerto, estaba la del Cabanyal, en la línea de València a Catalunya y la frontera francesa. Las bodegas del grau desarrollarían una cultura del coupage con toda esta excelente masa critica enológica que les llegaba. Y bodegas Vicente Gandía unió a sus valores de su inicial de emprendedor mercantil, mentalidad abierta a Europa, una hábil cultura vinícola. En el grau no solo se hacían vinos tipo export y grau. También se hacían vinos de una mixtura civilizada; mistelas, sangría, vermouth y glüwein (vino especiado servido caliente en las ferias populares invernales y las navidades en Centroeuropa). Con estos vinos, bodegas Gandía y otras del grau; Mompo, Tchendorff, Egli, Schenk, Garrigos, Valsangiacomo, Pons hicieron una cultura de exportación, que les dio un cache internacional y una habilidad enológica por el coupage que les haría hábiles en la presentación de tipos al gusto de los mercados, y con el tiempo en el desarrollo de productos. Solo que no todas estas empresas existen hoy en día, solo Gandía, Schenk y Valsangiacomo perviven aun. Los caracteres inicialmente desarrollados en el puerto confirieron a Bodegas Gandía unos valores transhistoricos que le hicieron fortalecer sus músculos mercantiles, industriales y vínicos para ir avanzándose a su entorno, y a sus tiempos, como aquel poema de Walt Whitman “En el camino” “Voy por mi camino, siempre dispuesto a mercadear, mis articulaciones las más flexibles y las más resistentes de la tierra”.
L’esperit de la maison
Antoine de Saint-Exupéry dice en Citadelle “Car j’ai découvert une grand vérité. À savoir que les hommes habitent et que les sens de les choses change pour eux, selon el sens de la maison. Así es, al menos en la casa Gandía hay un espirit de la maison Gandía, que se ha ido conformando a través de las generaciones desde Vicente a su hijo José Gandía Ferri, de este al suyo José Mª y de él a sus hijos Javier, José y Silvia. Un espíritu que se ha ido complicando y fortaleciendo con el paso de las diferentes eras políticas, sociales, económicas y vitícolas de España. Después de la llegada de la filoxera a las viñas valencianas 1904 (Gata de Gorgos) el sector vinícola valenciano entro en una gran crisis de la saldría con la demanda producida por la I guerra mundial, finalizada esta se produciría otra vez una caída que bien entrada la década de 1920 volveria recuperarse. Este carrusel se estabilizaría con la constitución del Estatuto de la viña y el vino de la II republica de 1931 y la creación de las primeras 17 denominaciones de origen, de las cuales 4 eran del País Valenciano: Utiel, València, Cheste y Alicante. Esta estructura de protección del origen y ordenación de la oferta mejoro la rentabilidad y el precio de los vinos valencianos. La guerra civil, la postguerra y la autarquía, sumió España en la edad de piedra, y no es una metáfora. Se empezó salir de ella gracias al plan de desarrollo creado por los economistas catalanes; Ullastres, López Rodo y Fabià Estape. Y también a desarrollarse las estructuras de las D.O. creadas en 1932. Ayudo también otra vez la demanda internacional. Francia tuvo unas cosechas a partir de 1957 problemáticas y demando de nuevo vino mediterráneo español. Gandía siempre con los músculos listos para el mercadeo internacional, aprovecho la ocasión y consiguió cifras de negocio que la convertirían en una de las bodegas más importantes del Grau de València y la región, que además tenia una relación estructural con los productores vitícolas de las comarcas de Lliria, Cheste, Albaida, Utiel y La Serrania. En la década de 1930 se hizo cargo la segunda generación José Gandía Ferri, que había estudiado medicina pero colgó el titulo y se dedico a dirigir su empresa. Hay una anécdota con un viticultor de Lliria, propietario de viñas de tintórea, José Bonet que le vendía sus uvas, Gandía le dijo “Bonet aixo es mel”. Sus valores corporativos de origen vitícola siempre fueron muy fuertes y polisémicos, siempre han tenido una relación con el mundo rural. Gaston Roupnel dice en Histoire et destine que “L’historie c’est le discontinue y destaca “l’importance exclusive des modes de vie, en particulier de la vie rurale” En realidad es lo mismo que dice Saint-Exupéry.
La evolución creativa
El desarrollo y progreso de los vinos de la Comunitat Valènciana en los últimos 40 años ha sido una evolución creativa, en la que cada fase, al madurar ha producido un nuevo avance y mejora. Más que una revolución, cosa que no ha existido, ha sido una evolución creativa. En la década de 1970 las pocas expresiones de embotellado pero altamente cualitativas (Raspay, Doble Capa de Alicante, Vino de la Reina de Utiel-Requena, Alto Turia) fueron la base de las siguientes evoluciones. En 1973 Bodegas Gandía hizo un avance en esta evolución creativa con su primer embotellado, su Castillo de Liria tinto. Un vino de carácter mediterráneo bien construido, aromático y especiado, bien alejado del modelo riojano imperante en España por aquel tiempo, y más provenzal. Lo recuerdo muy bien. Al regreso de mi servicio militar en agosto de 1973 le dije a mi madre que comprara un vino embotellado valenciano y ella encontró en la cadena Superette, el Castillo de Liria tinto. En casa habíamos bebido siempre vino, lo comprábamos en garrafas en nuestra cooperativa, La Carabassa de Cheste, y cuando se acababa íbamos a la bodega del barrio “La Felipa” en la carretera Escriba de València, lo servían de una bota a granel. Pero después de 3 años en la armada y beber vino en diferentes viajes, quería beber un vino embotellado. Mi evolución era la de la sociedad, bodegas Gandía se reinventaba e innovaba para ir su paso. Castillo de Lira era el inicio de su nueva etapa, y la base de su evolución creativa. El premio nobel de literatura (1928) el filosofo francés Henri Bergson, en su obra magna “La evolución creadora” muestra un modelo, un parámetro de estos procesos, que sirve para explicar el progreso de esta firma vinícola “La compilación de un producto colocado en un determinado orden del proceso evolutivo de un organismo (empresa o institución) crea un mecanismo que aun formando parte del todo que lo ha originado, va creando nuevos productos u órganos”. Y así sucedió pues su siguiente producto embotellado fue un blanco ligero afrutado, nuevo. El primera blanco moderno valenciano, el Viña Joven de merseguera, y algo de moscatel, de fermentación controlada. El propio packing de esta botella, tipo rhin con luminosa y rural, etiqueta imitada del popular vino alemán Blauer Nun de Rudensheïm, un lieufraumilch, vino commodity vendido por millones en los supermercados ingleses, indica que sus “músculos dispuestos a mercadear por el mundo” estaban ejercitando bien, se orientaba a los mercados. Así su presencia internacional fue increscendo y con la incorporación de España a la CEE fue construyendo la Gandía que hoy conocemos. Su abandono del Grau y traslado a una zona vinícola, en Chiva en la carretera de Cheste a Godelleta en 1992 fue una apuesta de futuro, estratégica, que amplio con la compra y creación del dominio vinícola Hoya de Cadenas, una finca vitícola en Las Cuevas de Utiel. Confirmando así su esperit de la maison como decían Saint Exupery y Roupnel, de los métodos de vida importantes, que dirigen el destino de la casa. El escenario estaba preparado para su siguiente evolución creativa; los vinos Ceremonia y Generación 1, vinos de terroir, de alta gama con estilo definición y prestigio de marca. Que abrieron mercados para ellos y para los vinos de la región entonces fuera de ese circuito, excepción de algunos como los de Felipe Gutiérrez de la Vega (Viña Ulises, Rojo y Negro), el Seque, Casa lo Alto, Villa Albosa, Palmera, Tharsys y Dominio de la Vega)*.
Algo hecho con gran estilo
La transmisión a la siguiente generación la 3ª, en la persona del hijo de José Gandía significo una adecuación a los tiempos. Quizá la mejor transmisión que pudiese hacer José Gandía a su hijo José Mª fue enviarle a estudiar a una escuela de negocio de Neuchatel (Suiza ) en la decada de 1960. Mas que lo buena que fuese, como suelen serlo las escuelas suizas de negocios, fue su experiencia vital. Contaba José Mª Gandía que en la residencia de estudiantes donde estaba veía como el vecino (un alto directivo financiero) pulió, minio y pinto su verja todos los sábados y domingos con una perseverancia y disciplina calvinista, inasequible hasta dejarla que ni un cerrajero irlandés. En la cultura empresarial que el aporto a su bodega “el todo vale y el pasar la cosas” no tiene cabida. En bodegas Gandía la obra bien hecha y el merito perfeccionista se convirtió en costumbre y después en creencia. José Mª Gandía como el capitán de Whitman lidero esta trasformación estratégica que ha puesto esta bodega en el umbral de una nueva cultura vinícola. Durante ese tiempo vinos como el Hoya de Cadenas reserva privada, el Miracle tintorera, el museo arte de grandes pintores que utilizaron las barricas como lienzo, y su autoexigente calidad en los vinos más populares (el Castillo de Liria rosado, es el mejor ejemplo, uno de los mejores rosado de España a menos de 3€) hasta hacerlos dependientes de la sobre entrega, han sido la expresión de su musculatura comercial y su elan cultural. Esta virtud del meritage y el procurar por la obra bien hecha de su liderazgo, se fue filtrando en toda su estructura de recursos humanos y organigrama, así como la transmisión a la siguiente generación. En los vinos se veía en un valor polisémico, especialmente en el Hoya de Cadenas Reserva privada y Miracle tintorera. Tintos de valor local pero de gusto apreciado globalmente. Cosa siempre difícil como sabe todo aquel que haya exportado vinos. El gusto de los ingleses es bien diferente del de los alemanes. Una vez, en la misma semana tome el Hoya de Cadenas en el restaurant de Sea Grill de Rockefeller plaza en New York y en el restaurant Pelegri de Chiva, y eran exactamente igual, todo aquel enólogo y director técnico de una bodega sabe que mucho más difícil elaborar 2.000.000 de botellas de la misma calidad y gusto, que 5.001 botellas de un tinto gran reserva. Este elan de la casa Gandía de hacer vinos cosmopolitas con identidad de origen mediterráneo valenciano es un difícil equilibrio entre la personalidad y el destino, que en su gama más alta Generación 1 y Ceremonia lo ha conseguido con brillantez -su producción es menor- pero que en su gama media (Miracle) lo ha conseguido también con brillantez pero con un esfuerzo colosal, con sufrimiento (la sobre entrega; vinos que valen mucho más de lo que se pide por ellos). No es fácil combinar lo local con lo global a pesar de que así se piense. Pero sí en un vino ha conseguido la obra perfecta identitaria, enológica, cultural y comercialmente hablando, es con el Fusta Nova. Acertado desarrollo de producto pensado más en el origen que en el mercado (es del tipo que este lo consigue por si solo por su estilo definición y origen, ejemplos excelentes los hay; el Casta Diva cosecha miel, los muscats de las pequeñas appellations del Languedoc, Rosellò, Corcega y Provenza). Fusta Nova es un V.D.N. de moscatel de Alejandría, de València, tierra del Moscatel y más de esta variedad. Pasado 3 meses por barrica de roble francés, es un elixir fino, natural, de bouquet elegante y de alto valor gastronómico por su maridajes con viandas igual de exquisitas; foia del Perigord o de Les Landes, terrinas de poulard frescas, suaves quesos blancos, y coques de Llanda cocidas en los hornos de su mismísima comarca; La foia de Bunyol.
Así el escenario estaba preparado para hacer algo nuevo, un avance en la enología, el marketing y la producción. Un nuevo elan (impulso de los valores de la maison) con nuevos vinos de valor exquisito, moderno, con arraigos viticolas, hecho con gran estilo: el bobal blanc de Noir, el Miracle 03 blanc, el Miracle 05 rosé, su Bobal tinto, su personal y singular packing, de alto diseño, intransferible. Todo ello muestra de una acendrada creencia de su misión, de su origen y destino.
Una nueva cultura vinicola
En esta última fase –de momento- El escenario construido a través de las 2 últimas generaciones, la vinería geoestratégicamente situada, el dominio vinícola con casi 300has de viñedos en la despensa vitícola del país, una avanzadísima bodega de vinificación con el tecnograma de flujos vinícolas controlada informáticamente (sin aireación) en el centro del viñedo, mas de 100 has dirigidas por sus técnicos una moderna industria vinícola con la más avanzada línea de embotellado de España que permite la perfecta realización de formatos único y alta seguridad con el control de calidad doble O. Parte de esta nueva cultura vinícola ha sido su conceptualización del marketing actual, durante los mas de 2 años de planificación de este proyecto han estudiado los procesos que han llevado en contra de los previsto a la segmentación mas fragmentaria y minimalista de la cultura enológica y consumo de vinos. Se ve en las marcas de vinos cada día más metafóricas hasta el abuso, y la praxis de los sommeliers de recomendar vinos cada vez más raros y frikis. Como no se trata de apostar a un atzucac sino satisfacer la tendencia del consumidor ofreciendo la más natural y originaria calidad de la vid y el territorio propio Gandía ha desarrollado esta gama de vinos, juzguen uds. cuando los prueben.
Bobal Blanc de Noirs. Vino blanco hecho de la uva tinta bobal. Siempre es difícil en estas latitudes hacer un blanco de uvas tintas, la alta insolación en Utiel colorea las uvas y es dificil que no tiñan el mosto en el prensado. Su enología ha sido brillante. Tiene un aroma fresco de afrutada fructosa, una acidez natural del vegetal y una rica cremosidad sin empalagar delicada, elegante con un punto de amargor que lo hace muy atractivo. Un vino de nueva generación.
El Miracle 03. Blanco de coupage mediterráneo, con 4 variedades; Moscatel, Macabeo, Malvasia, 3 de ellas orientalis y 1 local nacida en la Serrania valenciana, la Merseguera. Blanco de limpidez cristalina y luminosa. Afrutado con aromas mezcla de frutas blancas como la pruna y floral. De textura irisada, gusto acariciado y postgusto armonico. Un blanco novísimo gusto.
El Miracle 05 rose: Rosado de prensado d estilo Provenzal, de gusto fino afrutado aromático de textura glicérica y tánico. Con y¡un gusto a repostería propi de un brut rose. Un post gusto elegante fino y de novísimo bouquet.
Esto es la realización de un proyecto largamente pensado y planificado, resultante tanto de ello, como de los activos acumulados, el valor del espirit de la maison y el patrimonio de la transmisión generacional. Y de todo esto nada habría podido ser sin la dirección técnica de su enología, yo ya he conocido 3 enólogos, primero fue Jacinto Nuñez en un mundo de gráneles y los primeros embotellados, luego Luis García Severino uno de los mejores enólogos de la reciente historia del vino valenciano que combino vinos commoditys para los supermercados ingleses, con los vinos de terroir y de autor, que al retirarse ha sido sustituido por José Hidalgo miembro de un importante linaje de la enología española quizá la más importante. Una muestra de su valor trans histórico, hoy como hace 120 años, siguen haciendo gráneles y vinos de mixtura; los bag in box y el Sandara (hecho de vino y saké japonés). Ambos son la versión del siglo XXI de los granes exportados en cubas ferroviarias o barcos cisterna y los mixtura como sangrías y glüwein. En el granel nunca ha sido el problema su recipiente sino la ética del operador. El bag in box nos permite esta garantía con la gracia del vi a gros de nuestras costumbres y tradiciones. Una nueva cultura vinícola causada por la tradición, el origen y el destino. Quizá un día esto se estudie en las escuelas del vino y de negocios.
- Hablo de los tintos, por supuesto los ricos vinos de postre de la Comunitat valenciana son de fama legendaria; Fondillon, moscateles, mistelas, rancis, daurat de Cheste. Solo que si no han tenido el posicionamiento y fidelizacion que se merecen, no ha sido por culpa del producto, ni por ausencia de literatura y divulgacion. No creo que en los últimos 40 años haya en España un vino más literaturizado que el Fondillon de Alicante. Si no se ha conseguido el merecidisimo éxito que estos vinos se merecen ha sido por que los operadores implicados y la ordencion de su origen no han estado a la altura.
Joan C. Martín
Escritor y enólogo
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